Fri, 02/21/2014 - 00:00

Quíen es más

Foto: Columnista LeticiaHoy
Foto: Archivos Leticiahoy/Leticia

Detesto muchas cosas y me incomodan muchas más; difícil?, si. Sin embargo, entre las primeras debo resaltar la que más indignación me genera; y es aquella situación en que personas investidas de no se qué, humillan y pasan por encima de las demás, pisoteándoles la dignidad a un punto que raya en lo cruel.

Si, eso detesto profundamente, quien es más que quien?, quien puede tener esa tergiversada facultad de vulnerar los derechos de alguien, por la simple razón de estar detrás de un escritorio o gozar de algunos privilegios, mientras que su víctima está escudada en la nobleza?. Por poner uno de tantos ejemplos. Y es que resulta tan fácil humillar pero tan difícil reversar esa actitud; quienes lo hacen demuestran esa falta de respeto por el prójimo y carencia de amor propio.

Además, reflejan una inseguridad que solo derrotan al pisotear a quienes agachan la cabeza. Así son. Seres que expresan sus molestias por si o por no, nada les gusta, viven inconformes con su vida; aunque tienen razones para ser así; ya que si miramos su entorno es el vivo reflejo de algo cimentado sobre bases inestables, familias débiles donde falta autoridad, respeto, confianza y amor. Y es por ello, que salen de su cloaca dispuestos a atacar, agredir sin misericordia a quienes de alguna u otra forma les prestan un servicio.

Lo que muchas veces no pueden hacer ni decir en la casa, lo desahogan con las actitudes propias de tiranos sin dominio, reyes que carecen de súbditos y “personas” que no se quieren.

El respeto es un principio básico que, desde nuestra niñez se inserta como un chip y denota el nivel de educación que nos fue inculcado. Cuando me topo con una persona de características tan desagradables, intento en lo posible ignorarla aunque su comportamiento sea inocultable.

Por fortuna son pocos pero el daño que hacen es enorme. Admiro profundamente a aquellos que, a pesar de padecer tan crueles tratos, conservan su postura, dejan atrás el odio y siguen su vida tal vez pensando en que su victimario agache algún día la cabeza con nobleza y no necesariamente para embestir a quien tiene que lidiar su pobre formación.

Si, eso me ofende. Y pensemos quien se rebaja a su mínimo nivel?; quien serenamente y con respeto aguanta los ataques o quien vilmente comete injusticias?.

Si usted es de los segundos déjeme decirle que me despierta sentimientos de pesar y lástima; el respeto por el otro no viene en diplomas ni en el poder económico o político sino en la formación que cada uno recibió en el seno de su hogar y a través de la experiencia. Si en su caso eso no ocurrió; no es tarde para cambiar. Aplica para muchos que conozco.

“Si quieres ser grande, comienza por ser pequeño; si quieres construir un edificio que llegue hasta el cielo, piensa primero en poner el fundamento de la humildad. Cuanto mayor sea la mole que se trate de levantar y la altura del edificio, tanto más hondo hay que cavar el cimiento. Y mientras el edificio que se construye se eleva hacia lo alto, el que cava el cimiento se abaja hasta lo más profundo. El edificio antes de subir se humilla, y su cúspide se erige después de la humillación”.

Correo: andresbarpo@gmail.com  Twitter: @andresbarpo

 

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