Sun, 01/26/2014 - 12:45

Insurrección Pacifica del pueblo para tumbar un régimen

Foto: Archivos Leticiahoy

Héctor Pineda S Periodismo de opinión, adaptación al contexto regional Julio Cueva Márquez.

A cuarenta días para elegir nuevo Representante por el Amazonas en el Congreso de la República de Colombia, no se sabe si cumpliendo las normas electorales, arrancó con los mitos, ritos y signos qué, cada cuatro años, se repiten con el único propósito de reafirmar el arcaico mito (¿mentira?) que rutinariamente se sucede al final de la jornada electoral, según el cual nos debemos sentir orgullosos, ni más ni menos, por ser la democracia más anciana del continente, escondiendo o minimizando, por supuesto, que esa “democracia” ha incubado la una nueva sociedad emergente de políticos corruptos en estas lejanas tierras que brillan por la ausencia constante de gestión, dejándonos al abandono y a la suerte, porque la selva como nosotros nos resistimos a ser exterminados, como también el constante abandono del gobierno central como son sus entes de control, como también aquellos, los intermediarios, nuestros representantes que han hecho un festín para sus arcas y pululando cada vez más escoria a los fenómenos sociales.

A la edad en la que nos encontramos los de mi generación, para no hablar de nuestros hermanos mayores, padres y abuelos, que de alguna manera ellos inconscientemente creyeron en una región y un país mejor desde donde venían, así como yo, muchos nacimos aquí orgullosos del devenir de las esperanzas que nos entregarían nuestros gobernantes; por eso decidieron vivir por siempre aquí, de traernos, a mí y a mis hermanos, me imagino que muchos otros soñarían de la misma manera, lo cierto es que hemos sobrevivido a varias de estas “ceremonias de la democracia” a mis 46 años han pasado un centenar de gobernantes con mi voto (en lo local y nacional) y, sin mentir, también hemos presenciado y participado activamente en varias reformas (en el momento que deposite mi voto, tu voto, el de todos nosotros “los ciudadanos” de esta dichosa democracia), intentando cerrar las troneras por donde se ha derramado, una y otra vez, la transparencia de los certámenes electorales: la infiltración del narcotráfico, la incursión de la violencia armada y el constreñimiento por el paramilitarismo y la guerrilla, la corrupción y el clientelismo, las manipulaciones de los formatos y documentación electoral, la falta de garantías, el acceso asimétrico a los medios de comunicación, la violación de los topes de dineros en campañas, la ausencia de modernidad en las normas electorales; en fin, innumerables signos de un imperfecto régimen electoral a los que, después de cada escándalo, se les ha respondido con la respectiva reforma “para que todo siga igual”.

Se sabe de antemano que, aunque se abran algunas puertas que le dan apariencia de apertura democrática al proceso, el arranque está diseñado, con toda certeza, para que se reafirme la presencia de las fuerzas mayoritarias afectas al régimen, el maquillaje que garantice que cualquier cambio no llegue a la perturbación. Lo alternativo, así está el diseño, no alcanzará más allá del porcentaje previsto por el establecimiento. Los “pesos y contrapesos” actúan con toda sincronización para que la máquina electoral no se desquicie. Las opciones alternativas, arropadas en banderas esperanzadoras, saben que su afán no alcanzará sino para victorias simbólicas que actúan como bálsamo para aliviar los raspones y pústulas de un sistema electoral poco confiable, enfermo, por decir lo menos, o que deambula desde hace años como “un muerto viviente”, pletórico de salud. A las anteriores circunstancias institucionales descritas, como un ‘déjà vu’, se les adicionan los rituales de las colectividades políticas que se desgañitan en presentar opciones cosméticas, la mayoría de ellas, candidaturas de viejas caras reconocidas y nuevos rostros políticamente recién envejecidos (porque adquieren y despiertan mañas innatas por el afán de hacer parte de esa escoria política. Podría mencionar aquí a muchos muchachos que les tengo gran aprecio, enfilando estas intenciones, desechando lo poco que adquirieron con educación y desde los pocos valores recibidos en casa).

 

Las frases y eslóganes, de invitaciones al desarrollo al cambio al “QUE AHORA SÍ, que basta estar ocho y cuatro años en el Congreso, QUE AHORA SÍ, si no lo hizo en un año, no lo hace y no lo hará jamás…” slogans como: “con responsabilidad social”, cuando jamás eso se ve representado en la realidad “sin miedo a pensar” como si fuese fácil expresar los pensamientos libres, cuando ya en ese segundo, el que piensa diferente se transforma en un albo de carne, otros que le agregan algo de pertenencia por el Amazonas, cuando en sus vidas paganas no han hecho nada por esto; estos entre algunos; que decirnos o promesas de paraísos idílicos, no sobrepasan el esquema de promoción comercial. Se ajustan a las formas y formalidades para producir impacto y ocultar la verdadera verdad, que, usualmente, se esconde y brota a la luz pública cuando ya es demasiado tarde. Las talanqueras éticas que todos prometen cumplir, para evitar los males de la delincuencia, se flexibilizan en la medida en que se aproxima el día de la votación y se pone en evidencia que sigue vigente la política del “todo se vale”, incluida la feria de avales para alcanzar asfixiantes umbrales. Aunque todo está dispuesto para que el rito electoral se cumpla para que nada cambie, en esta oportunidad, en las redes sociales, y un poco en los medios radiales, se ha empezado a promover y expresar la creciente manifestación, también en las encuestas, de preferencia ciudadana por EL VOTO EN BLANCO. Algunos, entre los que nos incluimos, interpretamos que podría constituirse en LA INSURRECCIÓN PACÍFICA DE UN PUEBLO PARA TUMBAR EL RÉGIMEN. ¿VOTO EN BLANCO? ¡ES POSIBLE! Por eso por tu dignidad y la de tu región Vota en Blanco. PORQUE YO AMO AL AMAZONAS, VOTO EN BLANCO

Héctor Pineda S Periodismo de opinión, adaptación al contexto regional Julio Cueva Márquez.

Artículo 20 de la Constitución Nacional.

Si le parece interesante y vale la pena por su dignidad imprima y circule la hoja o de lo contrario bote la basura en su lugar.

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