Termina el año y llegamos a la etapa en la que los propósitos florecen y son la mira hacia el 2014. Promesas que en el transcurrir del año se van o no cumpliendo – por ejemplo, las dietas –, puedo dar fe de eso y al hacer el balance nos puede resultar favorable, negativo o estable. Pero más que lograr algo que la vanidad o lo superficial puedan exaltar; siempre doy gracias a Dios y a la vida por lo que tengo. En especial, mi familia y -quienes me conocen- muy bien lo saben, nada como aprovechar cada instante para compartir con ellos y, además, reflejar lo que me han enseñado a lo largo de la vida: Ser generoso y brindar compañía a quien lo necesita.

Navidad tiene esa magia que espero que nunca acabe; la gente es más feliz, más optimista, se trabaja con más ahínco y esperamos con anhelo las fechas más especiales.

Algunos piensan que la época navideña debería durar gran parte del año, yo por el contrario; creo que los restantes 11 meses son para demostrar de que estamos hechos. Es en diciembre cuando los sentimientos de alguna forma dejan de envilecer, bajamos la guardia y nace en muchos el sentido de solidaridad.

Procuremos ayudar a quien lo necesita, acompañar a quien ha perdido un ser querido, a quien no tiene con que celebrar una cena con su familia, quienes no tienen familia, a quienes están presos, desde la distancia dar un abrazo a los secuestrados, a quien en este año tuvo reveces en su vida, al enfermo, a los niños que rutinariamente están en un hospital, a quien perdió la fe y la esperanza, a todos los que arriesgan su vida por conservar la nuestra, a los que dan mucho sin esperar nada, a los ancianos que en un asilo esperan en su soledad el apagar de su existencia.

Y yo, especialmente agradezco a Dios por cada día de existencia por contar con el amor de mi familia, el aprecio de mis amigos; y las personas con las que trabajo con las que comparto día a día situaciones un poco complejas, siempre afrontadas con templanza y fortaleza. Por otra parte, agradezco a Leticiahoy.com por darme este espacio, en el que aprovecho para contar lo que pienso y lo que siento, sin jamás haber recibido por parte de los directores un amago de censura o reproche por mis escritos. Espero poder seguir colaborándoles en lo que a bien consideren y aportar en lo que pueda para seguir consolidando este maravilloso proyecto.

A quienes me leen y me felicitan por mis opiniones, y también a aquellos que respetuosamente las cuestionan y me aconsejan reciban un abrazo afectuoso; y a los que me critican – que son pocos- de una manera desobligante, va también mi saludo dándoles a entender que sus recriminaciones -aunque groseras- me invitan a mejorar mucho más y a entender que la vida es en esencia compartir, tolerar y respetar las diferencias.

A todos un abrazo, Dios y la vida los colme el próximo año con lo mejor, que todos sus proyectos se materialicen, celebren en familia y en paz. Que sean muchos años más para seguir compartiendo lo favorable y adverso que se presente en nuestras vidas.

JAIME ANDRÉS BARBOSA POVEDA - andresbarpo@gmail.com - Twitter: @andresbarpo