Ayer en la noche bajo el lema “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” comenzó la novena de Aguinaldos, la novena de advenimiento, de esperanza y de amor, la novena de unión, participación y calor familiar, cuya tradición data desde muchos años atrás uniendo a los hogares colombianos en torno a un pesebre, con oración, cánticos, música, confituras navideñas y por qué no decirlo uno que otro estimulante etílico.

El regocijo entre las familias se hace sentir, olvidando lo pasado y haciendo de las reconciliaciones una realidad.

Son nueve días de compartimiento familiar activo en donde cada quien pone de su parte para que las reuniones tengan su objetivo principal como es esa paz, tolerancia y convivencia familiar que tanto estamos necesitando en esta sociedad en decadencia que estamos viviendo y que cada día, con la pérdida de los valores tradicionales se acrecienta más.

Que este regocijo y compenetración familiar unificado en esta novena navideña, nos permita tener unos minutos de reflexión para analizar con cabeza fría el futuro de Colombia que nos espera si seguimos tolerando que una familia de alta alcurnia ( Como decía mi profesor de historia: a esas familias de alta alcurnia es si no moverles ese árbol genealógico y no caen sino tataraputas) que se consideran con poderes omnímodos para hacer lo que les da la gana, sigan haciendo de nuestra patria un redil en donde todos estamos sometidos y como ovejas mansas estamos viendo y esperando el día que nos den la cuchillada final.

Que nos pasa pueblo colombiano, será que juntos no podemos hacer frente a este reto maléfico a que nos quieren someter? Será que puede más el valor del dinero untado de sangre de inocentes colombianos con que nuestro presidente está comprando conciencias?

Si no podemos por lo menos inventémonos una treta o una mentira así como ellos lo hacen, como de decirles a los del Movimiento Islámico “ Isis” que el gobierno colombiano en cabeza de su presidente y sus secuaces, están denigrando del profeta Mahoma y de su movimiento, para ver si los Yihadistas toman cartas en el asunto y nos libran de esa plaga y de su empoderamiento.

Ya va siendo hora de que despertemos a la realidad.

Invoquemos en esta novena la participación divina para que nos ilumine en la respuesta del NO para afrontar el adefesio mentiroso llamado plebiscito y así poder blindar nuestra nación contra esa turba de inhumanos que quiere apoderarse de ella.

Que la tolerancia, la convivencia pacífica y el calor familiar os acompañen en estas fiestas navideñas y de fin de año.

Carlos Javier Londoño