Mon, 10/12/2015 - 18:11

Premio Nobel de Farc

Santos
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Ustedes pensarán que la felicidad que me embarga el día de hoy es por el triunfo 2-0 de la Selección Colombia sobre el onceno del Perú, pues no, están equivocados, aunque si me alegro como buen patriota por este triunfo, ya soy uno de los tantos que hemos superado aquello de “pan y circo para el pueblo”.

Lo que me tiene “ güete” como decimos en nuestro dialecto paisa es que al escuchar en la madrugada de hoy el nombre del ganador del premio Nobel de Paz, este no correspondía al nombre de nuestro mitómano presidente. ¡ Qué alegría por Dios! Creo que más de un colombiano estamos “brincando en una pata” como se dice coloquialmente por la sabia decisión de la Academia Sueca de no nombrar a este adefesio con tan significativo premio. Ah mal que se debe encontrar este megalómano personaje al no ser considerado por la Academia, como el precursor de paz que él dice ser, y que cree que la mayoría de los colombianos le estamos alcahueteando esa farsa. Bien merecido tiene ese galardón “El cuarteto del Diálogo Nacional Tunecino” quienes por su contribución decisiva a la construcción de una democracia pluralista en el país de Túnez, único país protagonista de las revueltas árabes, hicieron que esta acción llegara a buen puerto. Ridículas, por no ser más grotesco , las nominaciones de Juan Manuel Santos y Timochenko a aspirar a ese significativo premio, codeándose a nivel mundial con 65 organizaciones y 203 eminentes personajes entre los que se destacaban, entre otros: el Papa Francisco, la canciller alemana Ángela Merkel, John Kerry y Edward Snowden, par de anti demócratas quienes con su soberbia y ego alborotados, creyeron que tenían el premio asegurado, sobre todo después de la sarta de mentiras que disertó el sátrapa con el cinismo que lo caracteriza, ante las delegaciones de varios países del mundo en la reunión de la Organización de las Naciones Unidas. Gracias a Dios su lucha por esa falseada paz que predica hasta en la sopa y que está empecinado en sacar adelante al costo que sea, por lo menos por este año, no fue fructífera. Imagínense si esto hubiese ocurrido : el avión presidencial engalanado con nuestros colores patrios despegando hacia Estocolmo con toda la parafernalia militar falseada que se vive en este momento, despidiendo al galardonado, quien acompañado por su séquito de esbirros actores del circo, con Roy Barreras, Cepeda; timochenko, Márquez, Cristo, y De la Calle a la cabeza ataviados con guayaberas blancas y sombreros vueltiaos, la Holguín, la Parody y la Teodora con polleras coloridas acompañadas por el clásico conjunto vallenato como símbolo del folclor colombiano, seguidos por esa caterva de apátridas enmermelados periodistas al servicio del dictadorzuelo alabándolo al traidor y su séquito durante la travesía. Menos mal que Dios sabe cómo hace sus cosas. Así es mi detestable presidente que siga empecinado en su acción que este año no fue, mientras nosotros seguimos en lo nuestro, empecinados en darle garrote en las próximas elecciones del 25 de octubre. Por ahora disfrute del premio Nobel de Farc. Carlos Javier Londoño

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