Fri, 11/08/2013 - 00:21

Crónicas 60 El valor de la ética y la honestidad, entre otros valores

Foto: Entrevista
Foto/Columnista/Leticiahoy

Corrían los primeros meses del año 1975 cuando llegó al Amazonas, procedente de Medellín y contratado  por el hospital regional San Rafael de Leticia para ejercer  hacer su año rural, el joven médico egresado de la Universidad de Antioquia Julio Ernesto Toro.

Llegó con los ánimos, la buena energía y el espíritu de trabajo que caracteriza a la mayoría de los paisas.

Escogió esa lejana tierra con miras a adquirir el conocimiento y la experiencia médica que debe afrontar un  rural en sus inicios, más en una ciudad como Leticia en donde la distancia y  la falta de dotación hospitalaria, hacen  que el “aspecto recursivo” se manifieste  para sortear algunos casos y  enfermedades, situación que  los vuelve diestros en la improvisación, necesaria para sacar adelante cualquier eventualidad.

Llegó a aprender -entre otras materias- acerca de las enfermedades tropicales  endémicas que azotan la región,  las cuales experimentó en las diferentes semanas de trabajo que como recién egresado le toco desempeñar en el Hospital San Rafael de la ciudad, bajo la dirección del  famoso médico Juan Silva Haad.

Su amor por el trabajo, su dedicación ,su ética y honestidad profesional, su buen concepto de la amistad entre otros valores, le permitieron compartir varios años con sus compañeros de planta , hoy eminentes y respetables galenos en sus especialidades, como los doctores Horacio Giraldo ( neumólogo),Gustavo Echeverry (Radiólogo), Alvaro García ( oftalmólogo), Jorge Restrepo (anestesiólogo), Gustavo Soler (odontólogo Q.E.P.D),Ricardo Rodríguez (odontólogo), el Doctor Fernando Oldenburg (anestesiólogo), y el Dr Revelo, secundados por prestigiosas enfermeras, licenciadas, bacteriólogas, nutricionistas, instrumentadoras, mujeres de la talla de Julita de Bueno,  Gloria Obando,  Ruth de García Juanita de Echeverry entre otras.

Son personajes que dejaron buena historia a su paso por el hospital San Rafael durante sus años de práctica rural, en esa época cuando la  salud y la medicina eran humanizadas, en donde los pacientes  estaban por encima de los intereses  económicos de las EPS y multinacionales farmacéuticas de hoy en día.

En una época cuando la apatía de un estado y la desidia de unos gobernantes - como igual sucede hoy en día - descuidaron la precaria e indigente salud del pueblo amazonense, obligando a su director Dr Silva a fortalecer el hospital con donaciones de aparatos, instrumentos y dotación hospitalaria  hechas por el comerciante greco-americano señor Mike Tsalikis ( este comentario lo hago a fin de que llegue a oídos de  algunos desagradecidos que ya no reconocen las buenas acciones de uno de los pioneros del hospital y la salud de los amazonenses Dr Silva y del benefactor del hospital señor Tsalikis). Y para refrescarles esa mentalidad amnésica de algunos,  recuerden que la primera ambulancia (improvisada) al servicio del hospital, fue el carro particular de Mr Flodden quien con su señora Elena  colaboraban con este servicio  para el traslado de los pacientes, vehículo que fue reemplazado por la primera ambulancia de verdad que tuvo el hospital, donada  por un  narco de la época.

Volviendo al tema que nos ocupa, el Dr toro, disfrutó durante su estadía de trabajo las bondades  de esa maravillosa y apacible tierra, alternando su profesión con las salidas al rio a practicar canotaje, los paseos a diferentes lugares turísticos, las tertulias musicales  con sus compañeros en la famosa heladería Palmeiras y  las rumbas que en compañía de su esposa Gloria disfrutaban  en el ambiente familiar de la discoteca Anaconda.

Como amigo personal tuve la gran fortuna que me apadrinara durante mi matrimonio, evento que afianzó más nuestra amistad.

Finalizado su rural en 1977, regresó a Medellín en donde se vinculó con la secretaría de salud del municipio, iniciando activamente su carrera de médico graduado.

Desde Medellín añoraba los momentos felices vividos en el Amazonas, hacia donde pensó   volver a ejercer su profesión razón por la cual llamó de nuevo a su director  Dr Silva; desafortunada  o afortunadamente, la única vacante que había era  la de médico rural, haciendo de nuevo los  turnos que ya había tenido, por lo cual  desistió en su intento.

Continuó en Medellín, como médico en el Barrio Popular en la Comuna Nororiental. Posteriormente estuvo como jefe de la unidad médica en San Cristóbal, desde donde pasó a instalar su propio consultorio en la calla 45 de Manrique Central.

Con la experiencia adquirida, hacia el año 1981 se vinculó al Hospital San Vicente de Paúl en la dirección médica, de donde pasó a trabajar en Suramericana-Sura  hasta 1994, fecha en que pasó a la Dirección General en donde asumió como Director del Hospital Universitario  San Vicente de Paúl-Fundación.

Allí empezó a ejercer una destacada carrera administrativa que hoy lo tiene como uno de los administradores hospitalarios más connotados del país, dirigiendo uno de los mejores hospitales de Colombia y de Suramérica.

Cuando empezó a regir los destinos del hospital, éste nunca había dado el punto de equilibrio, es decir, siempre daba pérdida, pero ya a partir de 1996 empezó a generar ganancias y debido a que - se le creció el enano - como se dice coloquialmente y como el hospital existente no admitía reformas, se pensó en la construcción de otro hospital.

Con esas ganancias y un préstamo bancario pudieron construir la obra que lo tiene en el curubito de la administración  llamado Hospital San Vicente de Paúl-Rionegro Centro de Especializados, construcción hecha sobre un terreno vendido por uno de los accionistas de Suramericana llamado  Gabriel Ángel Villa.

Con la asesoría  de una de las empresas más importantes a nivel mundial en el diseño de hospitales - llamada Perkins Wills - y con especificaciones colombianas, construyeron el nuevo hospital  que tuvo un valor aproximado de 250 mil millones de pesos.

Este hospital es uno de los más modernos de Suramérica dotado con lo último en tecnología de punta  para atender especializaciones como: Resonancia, Tomografía, Cuidados Intensivos; Radiología convencional, Cardiología, Gastrohepatología, y Urgencias entre otros servicios y el cual ya cumplió dos años al  servicio tanto de  pacientes nacionales como extranjeros. La dotación tecnológica  de este hospital  fue  posible gracias a una disposición que salió durante el mandato del presidente Uribe que aún está vigente, en donde autorizan crear las  zonas Francas médicas,   áreas hospitalarias  a  donde se pueden importar sin nacionalizar cualquier tipo de aparato tecnológico, con la única condición que no se retire de esa zona como lo cumple en este caso, el Hospital San Vicente de Paúl  de Rionegro.

Basado en ésta experiencia, que bueno fuera que  los representantes  y gobernantes de la región amazónica gestionaran ante el gobierno nacional la creación de una zona franca medica de esas características en la región, para dotar de nueva tecnología un moderno hospital que tanta falta le hace  a esa frontera olvidada, que carece de un buen servicio hospitalario en donde - con el buen manejo de los recursos como lo ha hecho el Dr Toro, ejemplo de tesón, ética y honestidad - se pueden hacer tantas cosas para mejorar la calidad de vida y salud que tanto necesita el pueblo colombiano, poniendo término , en el caso del Amazonas y demás ciudades de Colombia al famoso “ paseo de la muerte” que tantas víctimas    está causando, entre otras anomalías.

Ya es hora de que los recursos de la región amazonense se vean reflejados en obras que beneficien al pueblo dignamente, dejémonos de tanto pan y circo  y proselitismo político  recolector de votos que solamente  favorece a los politiqueros de turno,  mientras que  el pueblo dador de votos  y pagador de impuestos, como siempre, comiendo de la otra.

Al Dr Julio Ernesto en buena hora, felicitaciones por tan meritoria labor que puso a Medellín, Antioquia y Colombia en la mira del mundo por el modernismo de esta obra que nos catapulta como uno de los hospitales más modernos y mejor dotados tecnológicamente a nivel de Colombia y Suramérica.

Carlos Javier Londoño O.

Blogspot/Sineskrupulos

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