Tue, 06/09/2015 - 09:28

Que no nos quiten la balsa

Amazonas
Internet

¡Que no nos quiten la balsa!

Guillermo Alejandro Rodriguez Sanchez

Estudiante Maestría en Antropología Jurídica, Universidad Panteón Sorbona, Paris I

elsonidooriginal.blogspot.com g.a.rodriguezsanchez@gmail.com

En el Puerto de pasajeros de Leticia un parqueadero fluvial de resistentes maderas recibe a embarcaciones que llegan de las comunidades cercanas; le dicen 'La Pirañita'. Este terminal que acoge la forma de casa flotante es un punto de encuentro intercultural que trasciende las fronteras del trapecio amazónico.

'La Pirañita' constituye un espacio cooperativo para muchas comunidades. Es un negocio familiar, adquirido por Doña Betty Dawa, hace algo más de treinta años, una mujer que aprecia sus raíces ticuna. Admiro su sencillez y la manera como hace que las cosas funcionen. Ella y su familia se organizan para las guardias de noche, los días más pesados son los Martes y los Viernes. Reciben embarcaciones de aproximadamente treinta y ocho comunidades fundamentalmente colombianas y peruanas, pero también del Brasil, cuentan con servicio de guarda de equipajes, tienen navegantes permanentes, otros que llegan solo por temporadas de aguas altas. Muchos de los que pasan se quedan a conversar sobre sus viajes por el río, otros tantos suelen dormir dentro de sus canoas. La empresa procura ofrecer un buen servicio, desarrolla relaciones interpersonales que por mucho sobrepasan las nociones de cliente.

A Doña Betty quieren aplicarle la complicada figura del 'interés general' para expropiar su Balsa. La administración planea construir en su lugar una estación de control de migración. Ya lo había era contemplar la destrucción, le propusieron reubicarla pero Doña Betty se rehusó dispuesta a mantener su proyecto. Ella aspira a que su 'Pirañita' pueda ser reconocida como 'una balsa indígena', una propuesta que aún retumba en mi cabeza.

¿Acaso el pluralismo jurídico permite que el Derecho salga de su rigidez para innovar sus formas? ¿Podría la Pirañita ser declarada como una extensión territorial colectiva? ¿Podría el juez considerar a un eventual territorio colectivo como víctima de un daño administrativo? Esas aleatorias preguntas se enfrentan a largos inconvenientes. El más elemental: los alcances del territorio colectivo. También el hecho que La Balsa se encuentre adscrita a cada uno de las comunidades de quienes participan en su empresa, en ese sentido el carácter trasnacional podría jugar un rol así como la prueba del estudio sobre sus impactos socioculturales o económicos.

Más allá de cualquiera de las formulas que pudiesen aplicarse, se trata de una valiosa oportunidad para ponderar las características interculturales de una empresa familiar frente a la sensibilidad del 'interés general'.

Invito a la administración a sentarse en la mesa con aquellos que decimos i Que no nos quiten La Balsa !

 

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