Tue, 04/28/2015 - 12:10

Verdades Colectivas

Recreacion
Internet

Hace unos días presenciamos una marcha de los ciudadanos de Leticia, reclamando sus derechos al acceso a los servicios básicos para vivir dignamente, vehementemente aplaudo con admiración y esperanza que por fin estén despertando de este hipnótico y dañino letargo.

Por otra parte hubo damnificados silentes en esta protesta, los comerciantes y lógicamente los consumidores, toda vez que se propagó la voz que la turba iracunda iba a dejar solo daños y caos a su paso, como reacción la policía instaló unidades en cada esquina y la tensión momentos antes de la marcha era tanta que podía cortarse con tijera.

Aunque esto duró solo un día, me trastocó profundamente, no por el hecho de que tuve que alejarme del centro de la ciudad para encontrar productos de primera necesidad, sino porque me vi obligado a cuestionarme muchas cosas, como que en la época actual, viviendo en el primer mundo, con un estado de bienestar consolidado, recursos de sobra y tecnología al alcance ¿Cómo era posible que una simple reacción psicológica de unos cuantos hubiera comprometido algo que damos por sentado como el desarrollo normal de nuestras vidas?.

Sera que nuestro sistema aunque no complejo, pero si evolucionado puede ponerse en peligro con tanta facilidad, quizá ya no se trata de acercarnos a la “verdad absoluta” (es decir, entender que está ocurriendo), sino además hay que tener en cuenta la “verdad colectiva” (aquello que la gente cree que está ocurriendo), existen casos en los que una “verdad colectiva”, aun siendo una creencia popular sin base lógica, puede llegar a modificar la realidad por la obstinación de sus defensores, es decir, si un número suficiente de individuos viven y actúan como si tal o cual mito fuese una verdad irrefutable, dicho mito acabara haciéndose realidad.

Sin soslayar y en pie de protesta, reclamo la sensatez de las personas que por la “verdad colectiva” de que las marchas y las vías de hecho crean derechos, se reúnen y movilizan, cuando para exigir sus derechos existen herramientas legales, establecidas en nuestro ordenamiento jurídico, les pregunto ¿De qué sirven las razones, los derechos y la indignación si no se canalizan correctamente?, terminan en anarquía, caos y desolación, a veces estas marchas son solo actos demagógicos y oportunistas de algunos políticos que ad portas de nuevas elecciones reclaman protagonismo, y que mejor herramienta que el sentir de un pueblo para ganar adeptos.

Terminemos con este “romanticismo mutuo”, entre las verdades colectivas y el oportunismo de algunos que quieren el beneficio propio, con optimismo y con certeza los exhorto para que se inicien las acciones legales del caso, y comience una nueva era en la que la justicia termine con el inconformismo, y no que los inconformes terminen ante la justicia.

Julio Donado

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