Wed, 03/25/2015 - 12:22

Rin Rin

Julio Marquez Cueva
Rin Rin
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Rin, rin renacuajo, salió esta mañana, muy tieso y muy majo, con pantalón corto, corbata a la moda, sobrero encintado y chupa de boda, muchacho no salga le grita mama.

Para nadie es desconocido este fragmento de un cuento de Rafael Pombo, muy vagamente me remonto por allá cuando nuestra alegría iba cogido de un hilo agarrando una cometa o entre los bolsillos uno a tres trompos, nebulosamente también los recuerdo que uno de los trompos el más pequeño le decíamos tiracha, los otros no los recuerdo, si alguien recuerda después me cuentan, que los cuentos alimentan al alma de niño que aún muchos cargan; pero como siempre nunca serví para ningún juego, siempre perdía hasta en la capilla de figuritas, porque por más tonto que fuera alguien siempre se quedaba así sea con una repetida, quien no recuerda las figuritas Jep , de esos animales que algunos los conocimos por primera vez en una ojeada a esta particular colección.

Bueno, casi siempre en las clases teníamos un "compañero", que cada que nos hacían repetir una y otra vez para que nos aprendiéramos este cuento de memoria, para luego en izada de bandera o en un centro literario, lo recitáramos a fuerte voz. Recuerdo nítidamente al profesor Marco Sánchez, que me imagino que en la gloria de Dios, está enseñando unos cuantos cuentos más a otros discípulos en el cielo, sus pantalones boca campana y sus zapatos de plataforma, cabellera lacia, como de esos karatecas de la películas chinas que acostumbrábamos a ver en el teatro Leticia, ese teatro que está en la memoria olvidada de muchos paisanos, pero en nuestros adentros recuerdos viven intactos.

La cuestión era que cuando estábamos recitando e intentándonos aprender el cuento, que por cierto largo, todos nosotros los verdaderos compañeros con una sonrisa pícara y con una mirada de medio lado sentenciábamos al rin, rin del curso, porque siempre era el lambón, el sapo, el que no se perdía una, con tal de congraciarse con el profe; lo tenía al tanto hasta cuando alguien se tiraba un peo, si era posible lo olía con tanta ganas, para sacrificar al culpable, para decir, “ese es, ese fue” Bueno con esta pequeña anécdota entro en el asunto, he venido tratando de analizar cómo se mueven los hilos de algunos movimiento no tantos políticos, sino de todo lo que se intenta hacer en Leticia o en el Amazonas, pero todo sale chueco o resultan conflictivos, de intereses particulares en los participantes de cualquier intención o cualquier índole, porque esto también es inherente en los humanos, pero es como si aquí fuéramos los reyes en el asunto, de ser rin, rin…

Desde hace mucho se viene intentando constituir una asociación en una institución, pero siempre hay un pero, es como si dieran larga a todo, para que eso no suceda o se haga realidad, un día, no aparece uno, en el otro día, no hay cuórum, en otro día se forman discusiones irrelevantes y al final no pasa nada, no se concreta nada, un día no se aprueba nada, porque el informe pareciera que hubiera sido construido con una sola intención de crear un interés particular, bueno, es como si rin, rin rondara para que no se concretice las buenas intenciones, pero pareciera que esto no solo sucediera eso ahí, sino en muchos lugares que intentan sacar algo adelante, el continuo entorpecimiento para que no suceda nada, es como si en verdad, sucediera como el cuento de rin, rin, fue tal, como lo escribió Rafael Pombo, “muchacho no salga dice mama” así que rin, rin anda rondando por todos lados e hizo caso omiso a mama y anda jodiendo a todo el mundo….

Con esta pequeña nota, quiero decirles dejen hacer a los que quieren hacer algo realmente y mama amarre a ese muchacho rin, rin, para que no salga.

Y si les gusto esta nota, por favor no hagan comentario y cada comentario continúe escribiendo como si estuviera recitando, haber si todos recordamos al rin, rin de la clase en primaria o en secundaria o talvez en la universidad y recuerden a ese primer profesor que les enseño que rin, rin si existe y que por ahí anda tratando de oler el peo del quien sea para congraciarse con el jefe de turno, rin, rin, en la escuela, rin, rin, en el colegio, rin, rin en la universidad, rin, rin en la asociación, rin, rin, en el partido, rin ,rin, en la empresa, rin, rin en todas partes. Y lo peor de todo es que rin, rin es igual de vaciado, igual de oprimido que hace el jefe siga explotándonos. Rin, rin , no salgas dice mama, haga caso rin, rin tan Mk.

Julio Cueva Márquez.

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