Sat, 01/03/2015 - 11:16

En memoria a Roberto Franco García y Daniel Matapí

Investigadores cercanos
Articulo Revista Notimani numero 28 Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia

Nosotros, los abajo firmantes, compañeros y amigos de Roberto Franco García y Daniel Matapí, quienes cayeron en una avioneta el pasado sábado, queremos relatar a la opinión pública, cómo, de manera progresiva, la pérdida de gobernabilidad en la región de Araracuara, ha dado como resultado esta tragedia, en la que murieron nuestros compañeros y otros 8 compatriotas.

Desde hace un tiempo no muy lejano, esta zona ha venido teniendo un progresivo deterioro en la presencia institucional, que en alguna época tenía allí el centro de investigaciones biológicas y culturales más importantes de la Amazonia colombiana, desde la Corporación Araracuara, hoy SINCHI, pasando por Parques Nacionales, las ONG ́s más destacadas del país, e investigadores de todas partes del mundo, que aportaron a la comprensión de la importancia de esta región.

Sin embargo, hoy no se encuentra ninguna de ellas de manera permanente en el territorio. Las instalaciones en ruina comidas por la selva son una muestra de la decadencia que allí se vive. De manera paralela, el avance de la minería ilegal en la zona es cada vez más palpable. Pedazos de dragas, motores, tuberías y bares, marcan el nuevo paisaje de este pedazo del territorio en la Amazonia. Una base militar, un puesto de policía y una torre de Aerocivil, son el rastro de la autoridad. Apesar de haber mejorado su flota aérea, Satena, la aerolínea que viajaba a esa región, (única forma de acceder con “seguridad”) ha tercerizado su operación a empresas que tienen avionetas más pequeñas, con baja capacidad de carga y pasajeros. Así como en la época de la zona de distensión, nuevos vuelos, contratados por comerciantes y atendiendo el auge de la minería, empiezan a reemplazar el servicio de conexión aérea del Estado colombiano.

Este sábado, Roberto y Daniel se subieron en una avioneta, de una empresa llamada Laser. El vuelo, reemplazaba el de Satena, que de manera inexplicable no regresó desde hace un par de meses, cuando una avioneta tuvo un percance en una hélice al aterrizar. El fatídico vuelo, llevaba la totalidad de los pasajeros, y al parecer sobrecarga, dado que el aparato llevaba una importante cantidad de equipos de minería, según relatos de los indígenas que presenciaron el decolaje.

En las condiciones de Araracuara, no hay un control de autoridad alguna, del cupo y cantidad de carga que se lleva; menos aún, de las condiciones de operación y mantenimiento de estas aeronaves, que aparecen en la región, reemplazando un servicio que debería ser obligatorio para el Estado colombiano. ¿Qué se requiere para retomar el control, la presencia institucional y gobernabilidad en la región? En otras partes del país, cuando el e Estado detecta la pérdida de gobernabilidad, realiza una operación para recuperar el territorio; aquí, a pesar de las condiciones, el sector ambiental colombiano sigue dando una lucha para mantener su presencia y proteger la riqueza cultural y ambiental de la Amazonia. Cualquiera de nosotros pudo haber corrido la suerte de Roberto, Daniel y las demás víctimas del vuelo; también seguiremos en riesgo, de continuar Araracuara en este doloroso declive. El gobierno ha declarado su interés en la Amazonia a través de su iniciativa “Visión Amazonia”. ¿Será posible recuperar la seguridad y la conectividad para sus pobladores y los investigadores que dedican su vida a esta causa? ¿O será esta una más de las causas perdidas como afirmaba Roberto? ¿Alguien puede responder?

Fuente: Informativo de la Universidad Nacional de Colombia sede Amazonia/ Instituto IMANI - Articulo Revista Notimani numero 28 Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia

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