Wed, 09/04/2013 - 02:42

Crónicas 34 De que están llegando, es una realidad

Foto: Columnista Leticiahoy
Crónicas/Leticianas/Carlos Londoño

Corría el año 2011. En una tórrida mañana de unos de esos días en que el sol abrasador deposita los rayos sobre la ciudad escoceando la piel de sus habitantes, el verdor de los uniformes, banderas y pancartas alusivas a la rendición de cuentas que el órgano de control llamado Policía Nacional del Amazonas  expondría a la ciudadanía, se veía por doquier  en las instalaciones de la biblioteca del Banco de la República, en la ciudad de Leticia.

Por ese color esmeraldino esparcido por toda esa área parecía que parte  de la selva se hubiera adentrado en la ciudad.

Las medidas de seguridad para ese acto se apreciaban por los alrededores del recinto bibliotecario.

Yo desde  temprano, abrí mi establecimiento comercial que quedaba al frente de la biblioteca, con miras a aprovechar la situación.

Agentes de seguridad camuflados de civil se sentaron en las afueras del negocio,  para prestar vigilancia a los superiores que entraban al recinto a exponer sus argumentos en la rendición de sus cuentas.

Todo era normal, la venta de agua y bebidas refrescantes se acrecentó, pues el calor aumentaba a medida que el día transcurría. Ese día la mayor afluencia a mi negocio estaba conformada  por integrantes de esa entidad armada.

En el transcurso de la mañana, entre los numerosos clientes que me visitaron, llegó un joven de unos 23 años, bien parecido con motilado estilo militar ropa y zapatos de marca cuya pinta delatadora, para los conocedores que hemos tenido la oportunidad de vivir en tierras de conflicto, me daba a entender que pertenecía o perteneció a esas entidades non sanctas de las que pululan por esta tierra colombiana.

De entrada con  educación y respeto  se expresó:

-Señor, muy buenos días, que bonito su negocio, cuénteme ¿usted vende cerveza aquí?  - Claro que si, le respondí-

-¿Me puede vender una?

-Con mucho gusto- y procedí a destaparle  el pedido,

El se quedo parado en la barra observando hacia fuera y me preguntó: ¿Qué ocurre al frente que hay tanto policía?.

-Pues por las pancartas que están colgadas en las afueras, hoy es el día en que la institución policiva va a rendir cuentas a la ciudadanía- le contesté-

-Y parece que en este pueblo hay mucho policía- me preguntó de nuevo-

Eso si, le dije,  aquí hay mas policías que gente - respuesta ante la cual se sonrió.

Continuando con sus preguntas  a guisa de conseguir información,

continuó con su interrogatorio: ¿ pero el señor no es de aquí?-

Afirmativo, yo soy paisa- le respondí.

- Es que yo soy del putumayo- me dijo -.

-Que bien, bienvenido a esta tierra ¡ah! Y a propósito, perdone que le pregunte tan de frente  pero ¿porqué esta llegando a la ciudad tanta gente de esos lados del Putumayo, del Caquetá y de los Llanos?

-Vea patrón, (cuando me respondió en esta forma, pude comprobar mi sospecha de que algún nexo tenía o tuvo con alguna entidad  irregular del país) lo que pasa en que la situación por esos lados esta muy difícil debido a la presión  de  las autoridades, razón por la cual “los “patrones” nos dijeron que nos viniéramos para acá, que esto con el tiempo se iba a poner muy bueno y por eso estamos llegando. (Todavía me pregunto el porqué de su infidencia siendo ella para mí, confidencial y máxime sin saber quien era yo…o sí).

Al momento me llamaron  para atender  una mesa, razón por la cual me dijo- tras haber terminado su cerveza- que cuanto me debía. Me pagó diciéndome que regresaría  de nuevo. Poniendo mi negocio a sus órdenes nos despedimos.

Este mini-dialogo me dio mucho para pensar sobre la situación que se estaba presentando en la región con la llegada de tanta gente extraña, situación que todo  el mundo conoce inclusive las  mismas autoridades, y que se está volviendo común en la ciudad  y para la cual no se vislumbraban correctivos para sortearla, por lo menos hasta que yo me vine.

A los pocos días  ese joven volvió a pasar por el frente de mi negocio, acompañado por tres personas más con las mismas características, pero en esta ocasión no entró si no que pasó derecho, sin embargo, como yo me encontraba adentro, no me vio pero yo a él, sí.

Preocupante  es la respuesta de muchos de los pobladores de la ciudad al preguntarles su opinión sobre la cantidad de gente que está llegando al pueblo sin ningún control, la  respuesta  de muchos es que a ellos lo que más  les interesa es que llegue gente para que así haya mas movimiento y entradas en sus negocios.

Para mí,  es una respuesta muy respetable pero vuelvo y repito, no deja de ser preocupante.

De que están llegando, no es para nadie desconocido ¿que irá a pasar? ..el tiempo lo dirá.

¿O de esa fecha para  acá ya está pasando y el tiempo lo está diciendo?

 

 

Carlos Javier Londoño O

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